Tal como lo indica la famosa curva de Laffer, entre otras teorías económicas, cuando los tributos exceden cierto punto el recaudo disminuye o se contrae. En términos simples, aunque a mayores tributos se genere un mayor recaudo sobre las rentas y consumos que persistan de la economía formal (la que genera impuestos), cuando los tributos sobrepasan cierto límite se contrae la economía, disminuyendo por ende la base sobre la cual se recauda; adicionalmente, los impuestos excesivos promueven su evasión y elusión.
Lo anterior se conoce en la teoría de juegos de John Nash como un pierde – pierde, ya que todos los actores involucrados en la economía formal (familias, consumidores, inversionistas, Gobierno, empresas, etc.) se afectan con los impuestos excesivos. En términos de Pareto esto es ineficiente, pues con los impuestos excesivos empeoran el escenario para todos los involucrados, salvo aquellos de la economía ilegal e informal que no pagan impuestos.
Los tributos (impuestos, tasas y contribuciones) repercuten en todas las variables del PIB, a saber: consumo, inversión (principal variable por su efecto multiplicador), exportaciones, importaciones, y gasto público.
Por ejemplo, una empresa extranjera es la accionista de 1SAS en Colombia y proyecta incrementar su inversión en $X para ampliar su fábrica de maquila, lo que generará N cantidad de empleos. Empero, a 1SAS y a sus accionistas vía dividendos se les incrementan sus impuestos en Colombia en un monto que el inversionista ya no puede recuperar en su país vía descuento tributario (tax credit), cuando registre allá las rentas de fuente colombiana, porque la tasa de impuestos colombiana sobrepasa la tarifa del país del inversionista. Bajo este ejemplo, el inversionista se abstendrá de invertir $X en 1SAS, si la maquila la pudiera producir en otro país con una rentabilidad mayor.
En este ejemplo, las consecuencias son: (i) se impediría la generación de la N cantidad aludida de empleos, evitándose la nueva generación de impuestos laborales y de aportes parafiscales, (ii) se evitará que se contraten múltiples contratistas para ampliar la planta (obreros, arquitectos, etc.), recaudándose menos por IVA y por renta de estos contratistas, (iii) a futuro la fábrica no generará más ventas y exportaciones, es decir, no se generará mayor impuesto de renta (sobre la utilidad) e ICA, ni tampoco impuesto predial sobre la nueva fábrica, (iv) tampoco entrarán a la economía el $X para frenar la devaluación del peso, y generar mayor recaudo de GMF (4 x mil), entre otras consecuencias, y (v) si a 1SAS se le siguieran aumentando los impuestos terminará cerrado la fábrica existente, es decir, desinvirtiendo.
Al final, el Gobierno habrá recaudado menos sobre el negocio de 1SAS, afectándose también el gasto público.
Esto es lo que está sucediendo en Colombia, donde la carga impositiva resulta tan desproporcionada, que en 2024 ya el recaudo tributario bajó sustancialmente, pese a la reforma tributaria de 2022 (con efectos desde 2023) que incrementó mucho más los ya altísimos impuestos de entonces.
Actualmente, Estados Unidos y otras economías industrializadas están desinvirtiendo fuertemente en China, trasladando en muchos casos sus maquilas e inversiones a Latinoamérica. Es así como especialmente las economías brasileña y mexicana han recibido decenas de miles de millones de dólares en inversión sin precedentes, no obstante, nada de esta riqueza ha llegado a Colombia.
Obviamente, al analizar la anterior teoría hay que tener en cuenta dos variables fundamentales, a saber: (i) las medidas tributarias no suelen generar efectos inmediatos, por ende, la política de impuestos competitivos con las demás economías debe sostenerse en el tiempo, y (ii) la sola morigeración de tributos no es suficiente para incentivar las variables que componen el PIB, pues acá también juegan aspectos fundamentales como la confianza, las cargas laborales, el precio de la energía, las vías de comunicación y la seguridad.
El análisis detallado de estos complejos temas en una corta columna no es posible, pero el punto es que Colombia tiene que reducir sus impuestos a tarifas competitivas.
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